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El cuerpo del delito

Una fila de espejos empañados
En una sala de espera
Se desvanece la anciana
Un televisor encendido
Proyecta la vida de los otros
Un perfume dorado se evapora
Dentro de una botellita azul
Enterrado en el fondo de mí casa
Para que nadie descubra
Que fui yo la que no vivió su dicha.